Crepúsculo Eclipse (The Twilight Saga: Eclipse, 2010) Es la tercera película de la saga Crepúsculo. La semana pasada ya hablamos de la saga, por lo que no vamos a volver a repetir lo mismo. Hubo críticas por el comentario anterior, no gustó que no fuera fiel a mi estilo y no escribiera sobre lo que se suponía que iba a escribir, amores imposibles.
Es precisamente Crepúsculo una saga de películas en las que se habla de amores imposibles. Una joven con un vampiro. El hombre lobo que se mete por medio. El amor también hacia el hombre lobo... (Un hombre lobo que nada tiene que ver con lo que se puedan imaginar los que no han visto ninguna película de esta saga... Vamos, que a Jacob en un día tonto le ponía caritas hasta yo...) A lo que íbamos. ¿A qué nos referimos con amores imposibles? Parece claro que Bella (la adolescente) y Edward Cullen (el vampiro), pertenecen a mundos diferentes, que una relación entre ellos es poco viable. Pero cuando hablo de amores imposibles me gusta más referirme a lo que pasa con Bella y Jacob. Ese chico que aparece de repente, que te gusta, pero con el que no puedes hacer nada porque ya tienes a alguien. Esa chica que conoces un día de fiesta, con la que coincides en un examen, en unas clases particulares... Esa persona con la que te reencuentras después de mucho tiempo, esas amistades perdidas que vuelven a resurgir. Ese alguien que siempre ha estado ahí pero al que nunca te has atrevido a decirle nada. ¿No os ha pasado nunca? Seguro que sí.
El amor imposible es ese que no se puede conseguir. Por el que no vas a dejar una relación. No es tanto un amor, si no una fantasía, un juego, una cuenta pendiente. Esa persona por la que te gustaría que el mundo se detuviera un instante... y luego todo volviera a su lugar. Como si nada hubiera pasado. Esa persona con la que no puedes impedir un roce que no puede ir a más. Lo peor de todo es que suele ser correspondido. Los dos saben lo que podría haber... pero lo que casi nunca habrá...
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