Un Domingo Cualquiera (Any Given Sunday, 1999) es una película dirigida por Oliver Stone y en la que comparten cartel un elenco de estrellas con nombres como los de Cameron Diaz, Al Pacino, Dennis Quaid o Jamie Fox. La historia cuenta los entresijos de un equipo de fútbol americano que atraviesa problemas y al que su entrenador intenta levantar. La vi en el cine cuando la estrenaron y, sinceramente, me aburrí como una mona.
Pero hay algo en esta película que no se puede pasar por alto, el discurso final que da el entrenador D'Amato (Al Pacino) a sus jugadores. Una charla motivadora que sirve tanto para el deporte como para la vida. Y es que hay veces que uno se ve atascado y no sabe hacia donde tirar. Si adelante, atrás, a la izquierda o a la derecha. Y es entonces cuando necesita un entrenador que le siente en el vestuario y le diga de qué va esto. Le aconseje. Le intenta guiar. Los jugadores luego saltan al terreno de juego y hacen lo que quieren o lo que buenamente pueden, pero ese momento de vestuario es vital para visualizar que todo puede salir bien.
Y es que hay veces que lo ves todo tan cerca. Al alcance de la mano. Te ves a un paso, a una sola pulgada de conseguirlo. Pero falta esa última batalla. Ese último golpe de fortuna. Ese echarle un par para conseguir lo que uno anhela. Pero también hay veces que la presión, el verse cerca del título, hacen que uno cometa errores.
Recuerdo un consejo de mi último entrenador. Tan sencillo como "no te precipites".
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