lunes, 23 de diciembre de 2013

Besos que no se dan

Love Actually (2003) es una tierna película que no se si meterla en el saco de las comedias románticas o dejarla en, simplemente, romántica. Una mezcla de varias historias que se van entrelazando a lo largo de dos horas en las que los corazones no dejan de desprender oxitocina. Ambientada en Navidad, es de esas películas que te dejan acurrucado en el sofá mientras no dejas de pensar en todos esos momentos de tu vida en los que te has visto o te gustaría haberte visto en situaciones similares. No apta para machos con corazones de hierro, es ideal para una de esas frías tardes en la que poco puede haber mejor que pelí, sofá, manta y palomitas.

Dicen los artistas que lo más fácil es escribir sobre el amor y el desamor. No les falta razón. Las palabras salen solas. Hoy quiero hablar de esos besos que no se dan. De esos besos que se quedan en el aire, en la imaginación... Esos besos que nunca volverán. De esas miradas, esos momentos de tensión, ese crucial instante en el que los labios están a punto de juntarse... ¿Existe un momento más intenso? Ese microsegundo en el que los labios se separan ligeramente para recibir a los que llegan... Un beso nunca se debería quedar en el aire, nunca se debería quedar sin dar. ¿Alguien entiende esos cordiales dos besos en los que chocan las mejillas sin ningún sentido? Yo tampoco, un beso es un beso y se da con los labios... De lo contrario, habría que llamarlo de otra manera o simplemente no darlo.

Por ello, la escena de hoy me parece perfecta para ilustrar lo que comento. No me voy a quedar con la original declaración de amor, de esas que a los mundanos nunca se nos ocurrirían, me quiero quedar con el beso final. Da igual que la calle esté vacía o llena de gente. Que la persona esté casada o sea soltera. Cuando dos personas se miran así, cuando están pensado en lo mismo, la escena no puede acabar de otra manera. No hace falta meter la lengua hasta el tuétano. Puedes agarrarle de la cara, cruzar su mirada y simplemente besarle. Es suficiente. Muchas veces, con eso es suficiente...   

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