Mi Chica (My girl, 1991) es una entrañable película dirigida por Howard Zieff con Macaulay Culkin, clásico ejemplo de juguete roto de Hollywood, y Anna Chlumsky, actriz de la que no se ha sabido demasiado pero que ahora triunfa en la serie Veep, como protagonistas. Cuenta la tierna amistad entre Thomas y Vada, dos niños de once años que experimentan de la mano los primeros reveses de la vida. Una bonita historia que mezcla lo romántico y el drama desde la mirada de sus dos protagonistas y con un triste final.
¿No os ha pasado nunca? Ir por la calle y cruzarse con una incipiente historia de amor. Con el ruido de un mensaje en algún móvil y la cara de felicidad de cualquier chaval o chavalilla. Ellas suelen ser más escandalosas. Ellos más fanfarrones. Salen del colegio o se dirigen a él. No han acabado la E.S.O pero empiezan a moverse bien en el arte de la seducción. Recuerdo las dos últimas.
- Un chiquilla con el móvil en la mano, con una sonrisa que no le cabía en la cara... ¿Qué le estarían contando desde el otro lado? Sus mofletes colorados hablaban de mariposas en la tripa...
- Un grupo de cuatro. Una recibe un mensaje y les grita a las demás "me dice que está sólo en casa y que a ver si voy a ver un peli". El resto se pone a gritar de manera alocada.
Uno ve que se hace mayor cuando se encuentra con algo así y piensa... ¡Qué fácil lo tienen ahora y qué difícil entonces! Con casi treinta años uno hace lo que quiere, en los últimos diez también... pero ¿os acordás de esas primeras películas en el cine? ¿De esas primeras citas para sentarse en un banco? Los móviles no abundaban. Y el que lo tenía, no contaba con saldo más que para unos cuantos mensajes. El reto era terrible. Encontrar dos minutos de soledad en casa, coger el teléfono fijo, llamar... Un tono, dos, tres... ¡Que no coja el teléfono su padre!
La vida está llena de historias de amor. Cortas. Largas. Eternas. De verano. De colegio. De instituto. Amores a los cuatro vientos. Amores escondidos.
Esa primera película, esa primera cita, ese primer... beso a mi chica. Será mejor que no lo digas. Y tú tampoco.
PD: Vada, uno de mis primeros amores.
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