Planta 4ª (2003) es una película dirigida por Antonio Mercero, gran director español que estuvo al frente de series que pasaron a la historia de la televisión como Verano Azul o Farmacia de Guardia, o del brillante telefilm, La Cabina. Tengo que reconocer que esperaba mucho más de esta película cuando la vi, se me quedó un poco corta, de estas en las que no pasa nada. Mucho prometía pero luego... Ni es lo suficientemente graciosa, ni lo suficientemente dramática. Cuenta la historia de tres chavales, entre los que esta el sobrevalorado Juan José Ballesta (El Bola), que residen en la planta cuarta de un hospital, la de traumatología. A los tres les falta alguna extremidad y su calvicie deja bien claro el tipo de enfermedad que han pasado. Aun así, afrontan la vida dejando de lado sus problemas y disfrutando de las cosas propias de chavales de su edad.
He elegido esta película porque en los últimos días no hago más que ver anuncios sobre el telemaratón de ETB, que este año es en favor de las personas afectadas por el Alzheimer. Antonio Mercero, el director, sufre esta enfermedad desde el año 2009. Hace poco sacaron en televisión el momento en el que su hijo recogía el Goya de Honor que la Academia otorgó a Antonio Mercero en el 2010. Del discruso del hijo rescato la siguiente frase "Antonio estará viendo ahora su película favorita, Cantando bajo la lluvia, que la ha visto miles de veces. Lo único bueno del alzheimer es que mi padre podrá ver esa película todas las veces que quiera como si fuera la primera vez". Tomarse con un humor las cosas es una virtud que no está en manos de todo el mundo. En Planta 4ª los tres protagonistas se toman con humor todo lo que les está pasando. Ahora que se acercan las navidades todo el mundo se empieza a acordar de las asociaciones creadas para ayudar a los enfermos por unas y otras enfermedades y me ha apetecido contaros una cosa. En esta vida casi todo me lo tomo con humor, pero hay algo con lo que no puedo, las enfermedades. Sería incapaz de tomármelo con humor. Es uno de mis mayores miedos, caer enfermo. No me gusta, no lo puedo controlar, no lo puedo evitar. Soy bastante, muy, hipocondriaco. Me emparanoio con facilidad en cuanto me duele algo y lo oculto hasta que se me pasa. No me he hecho en mi vida un análisis de sangre, sobre todo, por miedo a que me encuentren algo malo. Por eso, estos días, cada vez que veo programas de este tipo, cada vez que veo gente por las calles pidiendo ayuda para determinada asociación, se me hace un nudo en el estómago, como el que tengo mientros escribo esto. Hace poco hablé de esas cosas que deberían cambiar en pleno siglo XXI, y esta es otra de esas. Me encantaría que toda enfermadad se pudiera curar. Yo, personalmente, viviría mucho más tranquilo.
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