miércoles, 30 de mayo de 2012

Cuestión de confianza

La Vida es Bella (La vita è bella, 1997) es un peliculón italiano dirigido y protagonizado por Roberto Benigni, maestro de la dirección y la interpretación en esta cinta, aunque cabeza de fracasos como El Tigre y la Nieve o Pinocho. Su particular versión sobre el holocausto Nazi fue galardonada con cincuenta premios internacionales, entre los que destacan el Premio Especial del Jurado de Cannes, además de la nominación a la Palma de Oro, el Goya a la mejor película europea o la nominación a siete premios Oscar (película, director, actor, guión, película de habla no inglesa, banda sonora y montaje) de los que ganó tres (actor, banda sonora y película de habla no inglesa). El film narra la historia de una familia judía llevada a un campo de concentración y del ingenio del padre (Roberto Benigni) para hacerle ver a su hijo que todo es un juego. Una película preciosa que haría llorar al tipo más duro y sonreír al más serio.

Hoy quería hablar de la confianza. De la fe ciega en una persona. Es lo que le pasa a Josué (el hijo) en la escena que hoy presento. Ante una situación en la que cualquiera se tiraría de los pelos, él lo único que hace es pasarlo bien porque sabe que su padre siempre va a estar a su lado, que no le va a fallar. Sabe que lo que le dice, va a misa. A lo largo de nuestra vida nos encontramos con un sinfín de situaciones peculiares, difíciles, comprometidas... Situaciones que en muchos casos provocarían grandes enfados pero que se pueden solucionar fácilmente desde la confianza. Y es que si una persona con la que debes tener confianza ciega te dice que todo es un juego, ¿qué hay de malo? ¿Por qué no le vas a creer?

El objetivo de todo el mundo debería ser luchar por sufrir lo menos posible. Quitar todos los malos pensamientos de la cabeza e intentar disfrutar de lo que a cada uno le apetece en cada momento.


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