Eduardo Manostijeras (Edward Scissorhands, 1990) es una película dirigida por el peculiar Tim Burton, que tan pronto te hace el mejor Batman como te transporta a una imposible Fábrica de Chocolate. Con Eduardo Manostijeras sacó su lado más romántico para dejar un relato que mezcla lo real con lo fantasioso y te convierte en un manto de lágrimas si es que eres de fácil emoción. Cuenta la historia de Eduardo, interpretado por el majestuoso y muso de Burton Johnny Depp, convertido en una especia de Frankestein moderno y adorable que tiene tijeras por manos. Y como cualquiera pudiera imaginar, la bestia se enamora de la más bella del pueblo, una jovencísima y angelical Winona Ryder. Todo aderezado con una banda sonora que conmueve desde la primera nota.
Sin hablar con Burton es imposible saber lo que quería transmitir con esta película, pero es fácil intuir una metáfora sobre las complicaciones del amor. Esos amores imposibles, esos romeos y julietas, esos desengaños, esos guaperas que se meten en medio... O lo que es peor, el hacer siempre lo correcto, lo que debería hacerse en vez de lo que uno siente. Y si te has enamorado de alguien con cicatrices y tijeras en las manos, ¿quién debe impedir que le quieras?
Pero hacer lo que a uno le apetece no evita que vuelvan a aparecer dificultades. Hace poco leí un artículo en el que el amor de los hombres lo traducían en "chico quiere a chica, chico sale con chica y aparece otra..." y el de las mujeres como "chica quiere a chico, sale con chico, tiene hijos y le empieza a gustar otro chico...". En el camino del amor siempre hay obstáculos que superar. Ese amor de instituto que vuelve a aparecer, aquel romance del campamento, la americana que pasó el verano en tu ciudad... Esas tentaciones que van apareciendo por casualidades de la vida... Y es que los problemas pueden estar en la persona que tienes en frente, pero normalmente, la cabeza se suele liar por culpa de otros. Hasta en las películas más ñoñas, hasta los protagonistas más adorados, suspiran por el que no tienen a su lado... Y digo yo, que será algo natural y que habrá que acabar por aceptarlo... El perro, el que dicen es el mejor amigo del hombre, por algo será, se pasa la vida olisqueando culos de un lado a otro por mucho que quiera a su dueño.
Así es el amor. Precioso cuando un simple sonido de una tijera te llega al fondo del corazón, pero difícil cuando pretendes dormir en una cama de agua con afiladas cuchillas en las manos. Las noches dan para demasiado, son de cuento de hadas cuando tienes a alguien a quien abrazar, pero todo el mundo guarda en su cabeza ese momento en el que desaparecieron los pijamas.